Páginas

Distancia


Pensó en escribirle algo para su princesa, no podia vivir sin esa libertad de hacer lo que el queria, aunque paradojicamente esa libertad le esclavizara noche tras noche a escribir palabras -en pergaminos, en papel carbón, punzando sobre la madera...- palabras que el mismo no llegaba a reconocer pero que le hacian viajar a mundos distintos, mundos de hadas, de duendes, universos de criaturas de diversa índole.

¿De dónde eras tú?
¿Y él, que te dijo de todo ello?¿Acerto? Tus pies cansados de fatiga morian cuando esos campos de hierba se comian los pies que la tierra besaba alimentandose de unos fuertes rayos de sol de mediodia, y el, que lo sabia, aprovechaba ver tu rostro muerto, tu corazon fatigado, tus rodillas fragiles, tu tiempo de pausa, tus ojos en penumbra... para saber donde te llevaban esos pasos que vagamente se regian por un inconsciente perdido.

Tú y tú ansiado poder de recorrer medio mundo, de conquistarlo todo, de ese olor a rosas, de frio, de mucho frio pero resistiendo, resistiendo al dolor, que no desteñia ese olor a rosas que podria llegar a cegar el canto de amor de una sirena, sabias que le volvias loco, le hacias confundir sus sentidos pero tu rumbo seguia, medio mundo lo bendecia la planta de tus pies, mientras el otro medio esperaba bendecirte.

Nunca creyo que te ibas, tan lejos, pero que te ibas, me lo conto una noche cercana mientras jugabamos a contar estrellas a pares, me pregunto ¿porque? Sentia un frio immenso en su cuerpo, se puso su abrigo y empezo a no entender nada de lo que decia, se habia ido lejos, seguramente, se había perdido buscandote en sueños, caminando por laderas peligrosas, por bosques, de este a oeste, perdido.

Aun recuerda aquel momento ¿sabes? -Es la hora de partir, la hora de que mis pasos vuelvan por donde vine- El no queria pensar en todo ello, y yo, su amigo, fui a dar apoyo.
Un rostro se desfiguraba en su cara, mientras el mio no se correspondia, era tu ausencia la que le hacia dudar, tu ausencia de ti, de todo, entonces me dijo que no llegaria a conocerte en vida, habia hecho sufienciente con dar regazo a tus pasos, con acompañarte por los bosques, por no dejarte sola, por recordar tu despedida y yo le respondi ....

El me lo dijo todo, porque yo era el, que nunca supo que mori respondiendo a tu ausencia mientras tu, lejos, envolvias besos bañados en oro que despertaban los ojos que pestañeaban en el cobre fundido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario